Cansado de ir y venir me disponía bajar al metro Tobalaba cuando divise entre la multitud una niña espectacular. Pocas veces uno se encuentra con algo tan especial. La vista de todos los concurrentes, tanto varones como damas, y principalmente las jóvenes detenían su vista en dicha belleza. Ella lucía indiferente, pero no tanto, porque se sabía observada. Yo me detuve frente a los titulares del vespertino La Segunda , y de reojo contemplaba ese monumento a la belleza. Ella no miraba a nadie, siempre miraba al infinito. Daba la impresión que esperaba a alguien, pero ese alguien no llegaba. A veces miraba hacia un lado, y suavemente, sin movimientos bruscos, miraba hacia al otro lado. A veces hacía un recorrido por las personas alrededor, pero no detenía su vista en nadie. Su ropa totalmente ceñida a su cuerpo. Obviamente no le sobraba ni le faltaba nada. Yo fascinado. Mi imaginación empezó a vagar. ¿Qué hacía allí? ¿Me estará esperando? Y si me estuviese esperando: ¿Dónde la llevaría? ¿Qué le hablaría a una niña de no mas de 25 años? ¿Qué haría con ella? De pronto, esa casualidad: ella pasó su vista por mí y se detuvo. Sentí esa sensación juvenil, que hacía mucho tiempo no sentía: que el mundo me pertenecía y que era el hombre más atractivo del planeta. Que ella no se resistiría y caería a mis pies. Pero solo fue un segundo. Volvió la mirada hacia los lados. Pero yo ya era un ser distinto. Me había mirado. Sabía que yo existía. Ya los bocinazos no se sentían, el grito del tipo del periódico tampoco, el bullicio se enmudeció. La melodía de LoveStory se sentía de fondo. La miraba enternecidamente. Sabía que mi mirada la sentiría y terminaría rindiéndose a mis pies. Este último pensamiento lo había leído en alguna parte. Ya no me importaba que la gente pasase a mi lado, no disimulaba, la miraba fijamente. De pronto, otra vez su vista se detuvo en mi, ya no recorriendo y desprevenida, sino que directamente. No lo creía. Eso de la mirada fija, resulta, pensaba. Fue un segundo, no mas, pero no pude contenerme y miré hacia otro lado. Carecía de la fuerza suficiente para sostener la mirada. La volví a mirar. Ella ya había girado. Con paciencia y seguridad esperé a que ocurriese nuevamente. En efecto, realizó un nuevo recorrido con su mirada y se fijó en mí. Ya era hora. Me acercaría y le hablaría. Avancé un paso. Su belleza se perfeccionaba. Quería resistirme a que sus miradas fueron producto de una coincidencia. No podía ser de otra forma, como dice mi amigo: “las mujeres se derriten por mi, es tan solo un problema de propuesta”. Yo por mi cuenta pocas veces lo había intentado. Avancé otro paso. Ya no me mira pero presiente que avanzo hacia ella. Otro paso. Me mira nuevamente, esta vez dos o tres segundos, logro ver sus ojos, de color claro, noto a su vez que es mas alta, es por los tacos, me consuelo, pero es alta. Sus ojos son cristalinos y reflejan los avisos luminosos del fondo. Los contemplo, de una belleza extraordinaria y singular, y para mi, muy difícil de describir. Ya estaba a un par de metros. Esperaba una sonrisa que aprobara mi acercamiento, así es más fácil. Opté por detenerme a un metro. Ya no era yo el que mantenía fijos los ojos, sino que ella también los mantenía. Como un juego.
martes, 8 de diciembre de 2009
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4 comentarios:
Buen Hombre, da gusto volver a verte en las andadas, eso quiere decir que ya estas mejor. y que quedaste atrapado en unos ojos.
Que pases una buena seman.
Celia
Buen día.
Espero que esta Navidad
Y este año Nuevo
te llenen de alegrías y de satisfacciones en tu diario vivir.
Sin importar cual sea tu creencia.
Un abrazo navideño, buen hombre.
Celia
Hermoso cuento, me arrancó una sonrisa. Si hasta pude vislumbrarte en el momento exacto de tu mirada, yo a un lado solo contemplando la escena cuando clavaste tus ojos en ese bella muchacha. Me gusta tu estilo, te apareces como un flash iluminando cada cuento, cada historia.
Lástima estar tan lejos! Aun guardo en mis valijas dos copas esperando por aquel brindis que nos debemos! jajaja!
Sos un conquistador hasta escribiendo!! Un abrazo inmenso!
Feliz Navidad!
¿Y cómo terminó el juego?
Besos.
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